viernes, 3 de abril de 2020

Bogotá, 2020.

Bogotá, 2020.



Persona:

No pongo la fecha exacta porque, la verdad, si algo me llegase a pasar, quiero que se sepa que fue premeditado. Desde hace tiempo vengo con estas ideas rondándome la cabeza; sensaciones vacío, de impotencia, de no poder más con la vida y lo que ella implica. Mis amigos (Los que realmente tengo) me decían que no me preocupara, que ellos entendían por lo que estaba pasando y me felicitaban por el haber dado el primer paso y haber buscado ayuda; sin embargo, quiero dejar esto escrito, por si el peor de los futuros se volviera realidad. 

Así como Caicedo, quiero creer que si boto la toalla es porque "sencillamente no estaba hecho para vivir más tiempo. Estoy enormemente cansado, decepcionado y triste." y  no por culpa de algún particular. 

Pero, quiero escribir, algo, así sea algo breve, a cada una de las personas que significan o significaron algo, en caso de que no pueda más; en caso de que no pueda con esto que llevo arrastras desde que era un niño. 

Quiero re-afirmar, sin embargo, que esto, todo esto, es decisión mía. Busqué ayuda, lo intenté; pero realmente, no me siento capaz de seguir cargando estos fantasmas a rastras, los fantasmas de mi pasado y, tampoco, con los fantasmas presentes que no son más que muertos en vida, pero que rondan las noches y vienen a mi cabeza ahora más que nunca, ahora que ya no están, vienen y vienen a mi cabeza. No puedo más con ello. Y lo siento, pues aunque mi acto pueda parecer cobarde, para mí, es una victoria; estoy triunfando frente a la lucha que tengo contra la vida y la muerte, antes de que venga primero ella por mí. Tú premedita tu muerte también. Es la única forma de vencerla.

Valentina: Por favor, no creas ni por un sólo momento que no he valorado todo lo que has hecho por mí. Tu compañía y amistad han hecho estos últimos meses especialmente llevaderos: Gracias por escucharme, incluso en aquellos momentos donde hacerlo no era el acto más placentero del mundo. Si no estoy: Recuerda siempre todo lo que he dicho cada que ha estado mal; nunca olvides que la comunicación, es lo primero. Y que te quiero.

Mafe: Las palabras no alcanzarían para hablar de ti. Partiré diciendo lo innegable: Te amo. Y agradezco estos años contigo, por haber estado ahí, en aquellos momentos cuando íbamos y veníamos, nunca nos perdimos. Nunca dejes de soñar, ni tampoco cometas el mismo error que yo: No te entregues del todo al amor. Serás grande. Dile a Valentina, de mi parte, que nos quedan pendientes a los tres muchos  sueños que tuvimos cuando eramos a un más jóvenes, pendientes; en otra vida, quizá, podamos realizar todo. Gracias, mil gracias, por estar conmigo.

Valeria: No dejes de soñar ni de ser el sol que eres; una vez te dije, cuando era un niño, que eras un faro que iluminaba la vida de las personas. Hoy, sigo creyendo en eso. Te amo, de la forma más pura en la que puedo hacerlo. Si algún día vuelves a un toque: baila todo el ska que puedas por mí. Sigue siendo el farolito de luz que siempre te he dicho que eres. 

Majo: Te quiero, mares. Nos fuimos, volvimos y repetimos, una y otra vez. Fuiste, eres y serás una persona a la que sé que se puede volver. Aunque ya no esté más para hacerlo. Te quise, te quiero y te seguiré queriendo. De mí: Recuerda las conversaciones ebrias mirando al cielo tirados los dos en el pasto. Yo me iré soñando con ellas. Y gracias, por la marea y por el faro.

Susana: No me podía ir de aquí sin escribirte. Y sé que no debo decir mayor cosa, puesto siento que te lo he dicho casi todo: Te quiero, sin embargo. Muchísimo. No fue tu culpa no estar; yo decidí encarar esta decisión solo. Pero tengo todas las de ganar; no habrá nada malo después de esto. Te quiero, muchísimo, Sus.

Daniel: El tiempo nos ha cambiado a ambos, las situaciones externas, nos alejaron un poco. Pero nunca dejé de verlo como lo que es: Mi hermano, mi amigo. Con los años, sin embargo, aquí seguimos cuando es necesario. Y mientras me recuerden, no me iré; aquí seguiré, dentro de usted. De mi, por favor, recuerde los buenos momentos; no aquellos que pudieron conmigo y me hicieron llegar a esto.

Pablo: No es concebible la de idea de que no esté acá, pues, gracias al desierto y a la innumerable cantidad de conversaciones, charlas y caminatas que tuvimos debatiendo de la vida y su sentido, me volví lo que soy. Me voy con muchas cosas y, al final, sí escribí para no gritar.  Gracias por la amistad; gracias por la hermandad.

Erazo:  Tú también vas aquí. Más allá del enorme querer que siento por ti, por lo real que fuiste; por lo leal que fuiste. Porque cuando lo necesite, ahí estuviste; porque cuando me necesitaste, ahí estuve. De ti, me voy con veces que torcías los ojos y me decías "CARLOS, bobo". De mí: Quédate con el recuerdo de las risas de aquellas veces donde te cargué y todo parecía perfecto. Te quiero.

A mi equipo: Quiero decirles que los amo y que mis momentos con la ovalada, fueron los únicos que me hacían sentir completo; el hecho de haber compartido esto con ustedes, los hace merecedores de estar aquí. Gracias por los años de risa, borracheras, peleas, partidos, lesiones y lecciones que me dieron una tranquilidad y momentos de vida placenteros.

A mi madre: Nada de esto es culpa tuya. Y ten eso claro. Te amo, como no amo a nadie. Pero no soporto más esto; estoy convencido de que esta es la mejor solución y mi convicción es tal que no hay espacio para equivocaciones. Te amo y te agradezco el apoyo, las peleas y las lecciones de vida. Sólo te pido: Recuerda que más de una vez tú me dijiste que confiabas en mí. Te pido que lo sigas haciendo, aún si ya no estoy. Estoy plenamente convencido de que es lo mejor. Te amo. Este mensaje también es para Frank; que me perdone por el estrés causado a veces, pero que también fue otro padre y que, de verdad, agradezco su apoyo todos estos años.

A mi padre: Perdón por los problemas causados en vida, sin embargo, tuve que moverme. Si me hubiera dejado estancar como todos allá, hubiera sido peor. A pesar de ello; lo quiero. En medio de los malos momentos, me voy en mente con los buenos. Gracias. Y lo siento.

A Maria: Creo que es importante hablar de ti, al ser la última persona que quise. Te quise, muchísimo. Quizá demasiado rápido y no tuve control sobre ello. Pero mi querer nunca fue malintencionado y bien lo tienes claro. Me dolió que te volvieras un fantasma, pues te necesite en algún momento; en varias noches en las que las ideas reinaban en mi cabeza, momentos en los cuáles, volvía a acudir a ti. Tus respuestas y reacciones dolían. Dolieron, muchísimo; realmente, pensé que cumplirías tu promesa de estar ahí, pero, al final, sólo lo hiciste como te convino. Recuerdo un día en que, particularmente, me dijiste de manera furiosa una diferencia (que no mencionaré) que había entre ambos, pero, ahora, lo haré yo; la diferencia entre ambos es que, yo estuve cuando lo necesitaste, pero tú no estuviste, cuando lo necesite. Pero te quise, muchísimo. Y por eso me dolió que te fueras, cuando ya estaba buscando ayuda; de alguna manera, quizá hubiera sido más fácil de haber tenido tu apoyo o, al menos, compañía mientras me arreglaba solo. Si algún día me recuerdas: Recuerda las risas en Choachí y lo plenos que nos sentimos el uno con el otro en aquel viaje; quedaron muchos más en el tintero y me voy con tristeza por ello. Aunque nunca te lo dije, tu risa era música para mis oídos. Verte sonreír era un acto de paz y tregua para mi. Te extrañé. 

Y hay muchos que quedan por fuera. Pero no por ello no importaron, cada quién sabe lo que significó para mi; nunca lo he callado. Pero estoy agotado de todo. No soporto las relaciones. No soporto la vida. No soporto seguir callando tanto y sintiendo tanto dolor. Desde los quince he intentado de entender el mundo y la vida y, a mis veinte, creí que lo estaba haciendo pero hoy día me di cuenta de que, nunca lo hice; en quince años, sólo me engañé forzándome a creer que lo que hacía y creía era lo correcto, que el mundo en sí mismo era correcto, pero a mis ojos no lo era. Nada estaba correcto. El amor, la justicia, la sociedad, todo es incorrecto. Todo acabó con mis fuerzas, por más que intentara soportarlo: El amor me desagarró, las injusticias me pudieron y la sociedad corrupta dio el empujón final. Pero mi acto será una victoria y lo creo firmemente. Nada podrá afectarme después de ello.

Si alguien desea respuestas adicionales: Puede buscar en mi celular. La contraseña es el día que partí de Medellín, veintiuno de diciembre del dos mil quince. Pero no valdría la pena. Más respuestas, no van a hacer que vuelva y sólo aumentaría el sufrimiento de cada uno.

Recuérdenme, por los buenos momentos que vivieron conmigo. Y por el amor que les di, por el amor que fui.  Lo siento, por los errores y problemas causados, por las veces que mis pasiones me dominaron frenéticamente y esto fue dañino para alguien, en algún momento...en algún lugar. Pero estoy cansado de gritar por ayuda. No puedo más. Pero parto, en tranquilidad. Me voy en paz. Me voy.

Gracias.

Carlos.







miércoles, 1 de abril de 2020

Re-inicio


Si bien hace años prometí no volver a este lugar, de alguna forma, hoy siento que debo volver temporalmente a mi hijo, al que decidí abandonar para luego volver un par de veces cada año a ver que aún estuviera vivo. 

A veces me pregunto, sin embargo,  porqué lo dejé ir en primer lugar y la verdad es que, hace años sentí que tenía la respuesta clara, pero hoy, parece que fue una mera ilusión que frenéticamente intenté volver mi realidad. 


Debí haberme quedado aquí. Escribiendo de C, del Viento, de Stheff, de Maria Fernanda y de Valentina, de Camila, del Arcoiris, de Yt, de Pablo, el Desierto y de cómo a este las nimiedades de la vida eran, por más simples, extrañas o tragicómicas, relevantes; de como aquellas noches de juerga y descontrol traían consigo una enseñanza diferente cada vez, por más banales que fueran aquellas reuniones, aquellos cultos a la superficialidad del que todos, en algún momento, parte quieren formar.  Porque

Solía transformar mis letras en magia; hoy, no estoy seguro de estar haciéndolo. Sin embargo, aquí estoy. Intentando decir algo, intentando decirme algo y aunque esto hoy día no esté a la vista de nadie, siento que necesito escribirlo aquí, puesto que alguien desorientado tal vez pueda llegar aquí por accidente y encontrar algo de aliento en mis palabras; no una respuesta, pues ni yo mismo tengo mis respuestas. Hace tiempo creí que las tenía, pero hoy, siento que perdido estoy otra vez. 

Evitaré extenderme. Lo evitaré que pueda. Me queda poco tiempo. Siento que la vida se me escapa y debo partir; partir a luchar contra ello, contra ese sentimiento, esa sensación, ese parásito arraigado en mi cabeza que me pide a gritos acabar con todo, partiendo por mi. 

Yo escribo aquí, como aprendí en el desierto, PARA NO GRITAR. YO ESCRIBO PARA NO GRITAR. Escribo porque quiero sanar, porque quiero volar, porque quiero crecer, porque quiero creer Porque quiero transformar esta realidad que me rodea;  quiero hacerlo por decenas de motivos que aún no descubro, pero el primero es estar bien. Lo hago porque lo esencial va más allá de las relaciones interpersonales, así como el amor: el amor va ligado al mismo amor, al sentir, no a un par de palabras; el amor trasciende. Trasciende el dolor, el tiempo, el "Aléjate de mi, porque no voy a volver" .

Lo hago para dejar de sentirme perdido. Para encontrar otra vez el camino que una vez que creí tenía claro, pero descubrí que estaba dando vueltas en círculos. 
Lo hago para dejar de sentirme un error, errorífico, como diría Pablo. Para dejar de sentirme vacío, para dejar de ser un ente. 
Lo hago para que en medio de la monotonía pueda encontrar un escape a la misma, que no sea un escape a la vida. 
Lo hago para que el niño risueño y vivaz vuelva a ser una parte de mí, que vuelva a ser mi persona y deje de ser una máscara para escapar a los demás y de sus pretensiones, de sus "¿estás bien?" por no perder la educación.
Lo hago para volver a creer en las personas y creer que no todas las promesas que hacen no son más que una vil patraña para sentirse bien con si mismas. Lo hago para dejar de sufrir cuando las personas quieren escapar, cuando quieren partir para no volver. Lo hago porque dejé de creer en ellas, volví a hacerlo y hoy estoy sintiendo que fue un error haberlo hecho de nuevo; lo hago porque quiero dejar ese sentimiento. Lo hago por aquel niño traicionado que juró no volver a enamorarse cuando vio a su novia con otro.
Lo hago para volver a creer en la verdad misma. Lo hago porque no hay mayor remedio ante las falsedades de la sociedad, que la soledad. 
Lo hago porque no quiero ser merecedor de una muerte premeditada.
Lo hago porque no quiero perder la batalla. 
Lo hago porque...NECESITO GRITAR.
Lo hago, porque quiero ser digno.

Digno de la vida que tengo.
Digno de, en esencia, mí.
Digno de no morir.
Digno de vivir.
Digno.
Digno de soñar.
Digno de volver a amar,
Digno de no creer que es un error.
Digno de, una vez más, volver al origen.
Digno de volver a querer encontrarme. De creer. 

Lo hago porque quiero creer que estoy a tiempo de volver a creer que estoy en el camino correcto, de que estoy tomando las decisiones adecuadas, de que todo lo que he hecho tiene una razón de ser. De que el dolor tiene una razón de ser. Lo hago porque quiero volver a ser. Lo hago porque necesito creer en la música, en mí, en las personas, en que los errores no son mi fin; en que yo no soy mi fin. 

Lo hago porque no he estado en Alaska, ni en Nebraska, ni en Sídney, ni en Londres, ni en Galés, ni en el norte; lo hago porque no he podido tomar fotos. Lo hago porque no he podido ir, para no tomar fotos; porque de alguna manera u otra, sentiré que volveré, que tendré la fuerza de hacerlo. Porque no he ido a ver la sirena de Copenhague, para acompañarla en su tristeza por no tener piernas para ir con su amado; para que escuche de mí lo que todos optan por no decirle, y es que, su amado nunca llegará. 

Lo hago porque mi auto-impuesta soledad me carcome. Porque necesito respirar. 
Lo hago porque necesito dejar de sentirme despreciable.
Lo hago, porque necesito dejar de creer que todo lo que hago es un error, 
Porque necesito creer que amar, que querer, que sentir, no es un error, sin importar lo que la gente diga. Porque necesito volver a creer que el amor puede trascender, que puede cambiar, que a través del desprecio de los demás y su injusticia, puede significar algo, aún si es mínimo, para uno mismo.

Lo hago porque necesito sentir otra vez que la batalla contra mi mismo no está perdida.
Lo hago para no recibir una tiro entre ceja y ceja a hondear la bandera.
Lo hago, porque no encuentro otra salida,
 Y necesito hacerlo,
Para no perder-
me.