martes, 28 de julio de 2015

Diario de un diseñador de Arquetipos. VIII

VIII

Al medio día llegó a la orilla un cuerpo sin rostro. Tenía un espejo opaco pero intacto donde deberían estar los rasgos de estar su rostro. El cuerpo estaba lleno de cicatrices, golpes y letras marcadas a lo largo de él. Era curioso. Me recordaba a mí mismo, en otra época donde no tenía límites ni temores, una época donde la vida no había tomado contramedidas contra mi desfrenada avaricia de tomar el mundo. Su pelo era liso, pero grueso y maltratado; había una guerra llevándose acabo en él. Estaba sin vida, pero respiraba. Se levantó y me tomó del cuello, asfixiándome. Cuando intente ver a sus ojos me vi reflejado a mí mismo en el espejo que tenía por cara. Me golpeo con tanta fuerza que me desgarro la piel al hacer contacto con ella. Caí y escuché una voz que gritaba "Para de lastimarme" y me causo risa, pues el lastimado estaba siendo yo mismo por un cuerpo exactamente igual al mío.

Y desperté.

Todo había sido una visión engañina. Entonces, comprendí que el cuerpo que veía era el mío y que el espejo era para mostrarme cuan pasiva se había vuelto la expresión de mi rostro. -¿Habrá sido una visión del futuro? ¡Cuánta emoción! Había visto mi propio cuerpo sin vida ¿Será que habrá más sobrevivientes en orillas lejanas? ¿Será que cuando muera el mar me tragará y arrastrará mi cuerpo a otra orilla? Solo espero que mi cuerpo no se pierda en el camino y que este cuadernillo no sea tragado por la arena y el olvido. Sólo espero que nos encontremos antes de que llegue el final de mis días; a veces deseo que llegue pronto y a veces, nunca. Tengo la cabeza jodida y la vida aún más; sé que puede que vos incluso más, y, sin importar eso, me sigues leyendo, intentando comprender que mierda te quiero decir aquí. ¿Te digo un secreto? Ni siquiera yo estoy seguro a este punto de que te quiero decir de todo lo que debo.

Se hace tarde, amor. El ocaso ya golpea el día. A veces me atemoriza, pues sé que pronto llegará la noche y con ella todos los terrores que en ella habitan.

Me atemoriza porque cuando llega no sé si sobreviviré a ella. No me da miedo morir, me da miedo morir sin conocerte, sin llegar a verte, sin saber quién eres. Siento que estoy en mis últimos momentos pero mi corazón sigue latiendo con tranquilidad pero impaciencia mientras llegas; te he esperado mil vidas ya y créeme que puedo hacerlo más. Confía en mí, aunque sea difícil creerle a un patético con delirios de esquizofrenia que le habla a figuras tan reales como imaginarias. Deberías ver el mundo a través de mis ojos, hay más colores de los que podrías imaginar; te prometo que si lo haces, también verás cuanto vales para mí, amor. 

El ocaso enciende y prende el mar en llamas, secándolo mientras mis impotentes ojos ven como poco a poco queda solo la mitad de el. Mitad agua, mitad desierto; desierto de mi mente, desierto en mi mente.

Estoy tan jodido que ya no distingo negro de blanco ni día de noche. Lo único que me mantiene a flote sos vos, aunque no tenga ni la más mínima idea de cuál es tu nombre ¿El mar tiene nombre? ¿Tiene tú mismo nombre? Ya ni me muevo de la orilla por temor a que me trague la selva en su inmensidad. Tengo sed y tengo hambre. Encontré un poco de Vino en una caja que trajo el otro día el mar a la orilla. He aprendido a engañar el hambre alcoholizándome, he aprendido a engañarme.

Ya casi termino la casa. Cuando llegues, amor, verás cuan felices y liberales seremos; ya aprendí incluso a hacer licor con las pocas frutas que hay en los árboles de la isla. Cuando vengas celebraremos. Cuando vengas, podremos embriagarnos, embriagarme, embriaga-me.

Es tarde amor. Se está haciendo muy tarde en mi vida. Te espero aquí, recostado en la arena.

lunes, 27 de julio de 2015

Diario de un diseñador de Arquetipos. VII

VII

Ya amaneció. Contrario a lo que creía, no morí desangrado. Fue una ilusión creer que por fin me iría, que lástima. Creí que tras mucho andar por fin podría contemplar desde arriba el fin de mis días, el fin de todos los días; soy todo lo que queda en el mundo, al fin y al cabo. Ya no sé en que creer. Esta vida me va a matar y si no me mata, los años lo harán. Si los años no lo hacen, la soledad lo hará. Si la soledad no lo hace, la ausencia de vos lo hará. Si la ausencia finalmente no me mata...la caída por el precipicio lo hará.

El sol está en su punto más alto y no hay nubes opacando su brillo; que porquería. Todos necesitamos un poco de gris en nuestras vidas, en nuestros días. De lo contrario ¿Que valor tendría la alegría? De solo pensar en quejicas que hablaban y decían lo terrible que se veía el día me da dolor de cabeza, un dolor aun más punzante que el dolor que me traía la mañana en aquellos días cuando aún bailábamos el agua y desvivíamos en el inclemente sol.

Me estoy haciendo viejo aquí sentando en el muelle y, a medida que escribo, veo pasar cada capítulo de mi vida. Veo las playas de la ciudad donde nací y crecí, siento sobre mí las enormes montañas de la ciudad donde busqué huir del pasado tras mucho correr y esconder. Veo una luz blanca bailando al filo de un arcoiris enorme y con alas. Veo los rostros de los que jodí y herí reflejados en el agua cada mañana cuando recorro la orilla jalando las redes que espero me brinden comida y, quizá, una compañía que disfrute verme descamisado, descalzo y despelucado. Si viene(s), prometo hacerle(te) una enorme casita en medio de la arena. No te pongas celosa, amor; tu eres la única que sigue acompañándome tras tormentas y huracanes que fueron por un instante mi tumba y perdición.

El sol esta brillante hoy, pero mi mente sigue igual. Es lo que soy. No quiero ni aceptaré 'te quiero's' dichos por pesar, ni abrazos dados por piedad. No recibiré en mi vida a nadie que no quiera volar conmigo, ni mucho menos a nadie que no quiera embriagarse conmigo y follar sin piedad hasta que se nos caiga la piel de los cuerpos del cansancio. No quiero a nadie que tras ello no quiera abrazarme la esencia hermosa y jodida; tampoco quiero a nadie simple. Me gustan las mujeres jodidas, complicadas y que de a ratos no se conozcan ni entiendan a si mismas. Me gustan, me encantan, me matan; sé que eventualmente esto me acabará matando, incluso antes que la vida.

Puede que por mis gustos y deseos hoy día sea tan complicado comprender todo lo que quiero y digo en versos. Pero, vamos, no te voy a decir ahora que no me gusta ser herido. Sí, eso es. Esa es. Esa es la segunda respuesta que buscaba y te quería dar. Es mi segundo Arquetipo de felicidad; el masoquismo. Me gusta ser herido y despojado e a partes por seres que van llegando, tomando cuanto pueden y haciéndose su puesto en medio de golpecitos.
No te conozco aún y nada que llegas, pero de vos me dejaría arrancar y destruir todos mis esquemas. No te conozco, pero aquí te espero en la orilla, impaciente para rodearte con mis brazos y mostrarte cuanto te he escrito, cuanto te extrañado, cuanto te he esperado.

El medio día está sobre mí, recogeré las redes y cuando termine te escribiré otra vez. Espérame, por favor. Mira que yo he sido paciente esperando por tu llegada. Y nada. Aquí sigo. Pero no te lo saco en cara, lo prometo; sólo prométeme que vendrás.

domingo, 26 de julio de 2015

While I wait.

Desearía pasar mis días de manera más pasiva y tranquila, pero sería ir contra la naturaleza activa que camina gracias a mi espina. Sería atentar contra lo que soy y lo que creo, y no planeo dejar de serlo aunque me intenten convencer de lo contrario, aunque me recuerden a veces lo malo que es. 

No intento ser poeta, sin embargo. Ni mucho menos intento que todo lo que diga se adapte un patrón de rimas que buscan endulzar la existencia. Y digo que no intento ser poeta porque no lo intento ni lo soy, sólo soy uno más que encuentra en sus escritos la salida y ejecución ante fantasmas que corren detrás de mí desde hace más de lo que siquiera puedo recordar.

Es cierto. Hay muchísimo que no recuerdo ya. Hay tantas cosas que decidí dejar atrás por el bien de los demás, por mi propio bien. 

Y sin embargo, escribo de mis propios fantasmas porque necesito hacerles homenaje, no porque hayan sido motivo de orgullo, sino porque debo recordarles para recordarme a mí mismo porqué deje de ser lo que solía ser.



Escribo porque necesito pensar, necesito recordar, necesito respirar en paz una vez más antes de ahogarme y morir asfixiado en medio del mar. Escribo porque no hay espada más afilada que las palabras, ni verdugo más letal contra los fantasmas. Escribo porque me cansé de ser un poema sin sentido caminando calles aún más despojadas de sentimiento y todo aquello que se supone debe sentir alguien que está "vivo". Escribo porque me da repulsión los sacos de carne sin espíritu que caminan intentando encajar a donde llegan, creyéndose dignos de afecto, compasión y respeto. Escribo porque mi rabia contra el mundo es grande y mi respeto por ello es aún más gigante. Escribo porque hay incontables razones para hacerlo. Escribo porque no me quiero ahogar y grito desesperado cuando ello va a pasar. Escribo porque me da miedo, muchísimo miedo perderme cuando llegue el momento de empezar a caminar para encontrar un lugar al cual llamar hogar. Escribo porque más de una vez me he ahogado en océanos de penas y así como me he llegado a ahogar, muchas veces me han logrado salvar nadando por mi hasta la más oscura profundidad. Escribo porque lo que digo sé que tiene poder y necesito encontrar cual es su sentido. Escribo porque lo necesito. Escribo porque no tengo más. Escribo porque aun cuando me quedo solo lo que escribo forma escaleras y me permite escalar. Escribo porque...escribo por incontables razones, escribo porque sé que hay algo que debo decir antes de partir. Escribo porque quiero veas esto. Escribo porque quiero que veas que aquí te espero.  Escribo porque hay magia en los parques y en los silencios, en las camas y en las aceras, en sentarse a tomar cerveza riendo por estupideces que resuenan como las mejores bromas jamás dichas. Escribo porque a veces extraño a personas que no conozco, o a otros que ni siquiera se determinan a recordarme. Escribo porque a diferencia de como muchos dicen querer ser olvido, yo no quiero ser recuerdo. Escribo porque he perdido la cuenta de razones que tengo para hacerlo y las veces que he perdido los motivos para encontrar un camino. Escribo porque se que hay esperanza en los sueños. Escribo porque quiero encontrarte y porque muero cuando no puedo. Escribo, escribo, escribo, escribo porque si no lo hago yo, nadie más lo hará.



Escribo, porque tengo que escribir; así, sin más.
Escribo, porque te quiero encontrar.
Escribo, porque no te puedo recordar.




viernes, 24 de julio de 2015

Diario de un diseñador de Arquetipos. VI

VI

Caí dormido en el muelle a medida que se iba apagando el día; era caóticamente distinto a lo que había sido el mundo antes; ya no habían estrellas que iluminaran el firmamento, ni mucho menos una luna pálida que me acompañara en el muelle. La noche es oscura y llena de horrores, y sin embargo, me hace sentir más vivo que cualquier momento del día.

Lo primero que  pensé al caer la oscuridad fue en volver a diseñar y ubicar en el cielo las estrellas que antes habían iluminado mi camino al andar. Pero ¿Cómo iba a hacerlo si ya no quedaba nadie en el mundo? La isla estaba desierta y la orilla sólo a mí me tenía; bueno, no estaba tan solo después de todo, tenía la ensangrentada arena y los ritmos del mar que hacían más apacible tanta pena.

Los ríos de mis venas de vez en cuando me atacaban y fluían cómo torrentes intentando arrastrar todo a su paso; cuan grande era mi deseo de abrirle paso y dejar que inundaran de rojo la isla. No quería, sin embargo. No quería convertirme en uno de los hijos del suicidio. Soy joven y con alma vieja, pero no soy tan estúpido como para tomar una salida tan patética como medio de escape a la ausencia; o bueno, al menos, eso me gustaba decir cuando estaba en compañía. No me preguntes cual compañía. Puede que el mundo este vacío en este momento, pero ¿te parece acaso que vos no sos compañía? Eres todo lo que tengo en estos momento y me ahogo solo con la idea de pensar que al despertar te hayas marchado de mi vida. 

Sigo sin conocerte (Y cuanto daría) y es tarde. La tormenta se ha despejado y he reunido suficiente madera para hacernos una casita en medio de la arena donde podamos llegar a viejos follando y mojándonos contra las olas en este mundo desolado y vacío.

No niego, sin embargo, que aunque no te he visto siquiera, el hecho simple y directo de que te amo. No sé tu nombre, no sé si existas. Quizá estoy enloqueciendo ya. Quizá estoy recuperando mi cordura. No lo sé, ni me gustaría saber. Prefiero enloquecer y morir loco en el misterio que tu ser causa en mi mente, prefiero morir perforado por la locura como una lanza atravesando el centro de mi cabeza. ¿Será que soy un caballero ansioso por llenar de sangre su espada? Yo ya no sé nada; nunca he sabido nada. Pero a pesar de que no sé nada, sigues leyéndome atenta y paciente; lo agradezco. 

Sé que quiero llegar a algo con todo esto, sé que hay algo que debo escribir y que vos debes leer, sé que lo hay. Recuerda, por favor, aunque leas esto mucho después de que yo ya me haya ido; recuerda que te amo- En este momento me estoy desangrando. Quizá muera de aquí a la mañana, pero prometo escribirte apenas llegue a mi etérea estancia. 

La noche hoy me da miedo, quizá por ello te escriba tanto a vos, que sos todo lo que tengo. Le temo. Ven, por favor. Estoy aterrado y sé que tu calor aliviará esta adorable sensación; después de todo, no puedo llegar al punto del descaro y negar lo masoquista que soy.

Ya amanece. El sol se está posando en lo alto; en lo más alto. Es de las pocas maravillas que quedaron después del cataclismo que cambió mi vida. Sé que hay más, pero por ahora sólo he encontrado dos; el hermoso sol y mi hermosamente ensangretada arena.


miércoles, 22 de julio de 2015

Diario de un diseñador de Arquetipos. I-V

I

Necesito vivir. Vivir en muerte. ¿Por qué me veo como un muerto en vida, aún sabiendo que disfruto del cálido empuje del viento a medida que pasan los días? Necesitaría años para hallar una respuesta y una salida, años que se escapan lentamente entre mis dedos, años que no tengo, años que no quiero. No le temo al suicidio, pero no quiero volverme uno de sus hijos.

Es tarde, amor y el cielo trae tormenta sobre mi cabeza. El suelo se abre y me roba los sentidos a medida que caigo hacia arriba; mi vida siempre ha estado de cabeza y lo sigue estando en medio de mi muerte. 

Las luces del cielo se están apagando y las montañas del mundo que he construido se van desmoronando, las estrellas van cayendo como meteoros derrumbando los edificios de las pobres ciudades en las que me he refugiado. Los mares se rebelaron contra su creador y devoraron todo rastro de tierra, llegando hasta la fosa donde mi caída ocurría; la grieta se llenó de agua destructora y brindadora de vida. Nade como fiera hacia la superficie; quería vivir, quiero vivir, aunque no la añore mas que un esquizofrénico suicida.


II

Al llegar a la superficie vi el mundo que conocía hecho trizas a expeción de una pequeña orilla de una diminuta isla. Me sequé en la ensangrentada arena y contemplé tras mucho el cielo sin estrellas, y por fin comprendí que en mi vida no había más que polvo y heridas (¿Quieres que hablemos de ello?)  y que al final todo volvería a lo que una vez creí cambiaría.

Entre escombros y ruinas tomé este cuaderno y empecé a escribir. Aun hoy día me pregunto porqué lo hago, a sabiendas de que para muchos esto no es más que burla y risas, aunque para otros sea esperanza en una desesperanzada vida.

Otro cataclismo golpeará pronto y no se si llegué al amanecer con vida, pero, si encuentras esto, recuerda que aunque no te conozca ni sepa quién eres, te quiero. Recuerda que somos desesperanzados en vida, recuerda que fuimos muertos en vida. Recuerda que fui vida, recuerda-me.

El mar y los golpes de lujuria vuelven a crecer, debo volver a eregir el mundo antes de que me golpeen, debo; tengo. Escribo y no quiero dejarte, eres todo lo que tengo en estos momentos; prométeme que no me dejarás, aunque yo me haya marchado ya, prométemelo por favor. No quiero irme, no quiero. Ya golpea, ya ataca, ya llega, ya me mat-

III

Se supone que debería estar muerto y aún no lo entiendo. El mar trajo su enorme tormenta y devoró la luna pálida que al ver me llevaba a los días donde me recostaba en tu ombligo. Sigo sentado aquí en la orilla viendo como el tsunami crece a decenas de miles de kilómetros, acercándose a ritmo lento, dándome esperanza de que esta vez lograré salvar esta última orilla del cataclismo que vino y se tomo todo lo que quería en vida. 

Es tarde, amor. El mar sigue trayendo tormenta; pero cada minuto que pasa mi mente procesa implacable "Esta vez, lograremos proteger y dejaremos de ser lo que una vez fuimos en otra era."
El arquetipo más dañino que he guardado bien adentro de mi vida; la esperanza. No hay nada más venenoso, destructivo y dañino que esa diminuta luz que todos pintan de  y  vida alegría y vida; dale a un hombre esperanza y quítasela y le darás una muerte más lenta que la que pueda causar cualquier herida de bala o célula cancerígena.

IV

La tormenta ha partido en dos el cielo, despejando y pintando un contraste hermoso y caótico entre la paz y los vientos que se avecinan. Ya no distingo entre temprano de tarde, pues el mar se acerca y trae la tormenta sin distinción. Ya no cae lluvia, ni salen arcoiris, ni diosas bailando a mi alrededor; ya ni siquiera hay despojo. Tampoco hay vacío, lo que sí hay hoy son ríos que fluyen por distintos caminos entre los escombros que dejo el último cataclismo, haciéndose paso sin importar cuan grande sea la piedra que obstaculice su camino.

Vos tenes sueños y vida, yo tengo los ríos que fluyen por mi piel y, si el rojo carmesí que lo recorre no es vida ¿Entonces qué lo es? A veces les abro para ver si guardan polvo o alguna secreta herida. La curiosidad mato al gato. Hay días en los que despierto curioso y con deseos de ser gato para ver cuan cierta es esta muerte prometida. ¿Será que algún día despertaré seré un ágil felino para ser curioso siete veces y poder llegar al fin de mis días?

V

Encontré otro cuadernillo de sólo una página que decía grande y en rojo "NO ESTÁS SÓLO"y tenía mi letra. ¿Cuanto hace ya que deje de creer en ello para sentir una soledad tan grande y poderosa cómo la que veo a mi alrededor hoy día? 

La soledad es mi arquetipo de tranquilidad y perfección. No busco ser uno más ni mucho menos plantar laberintos que sé nadie intentará recorrer, además, mi mente ya es por si misma un largo e interminable laberinto sin salida. Otra vez tengo el mar sobre mí. Quiero llorar; quiero llover. Estoy cansado de esperar que acabe conmigo para luego ver como sigo ileso e inmóvil esperando cuando sea un rayo que me parta en dos sorpresivamente. Quiero gritar, pero no tiene caso; en este mundo destruido nadie me va a oír ya.

La marea golpea lentamente contra el muelle que construí con lo poco que rescaté de los escombros; incluso construí una caña de pescar y puse la poca esperanza que guardaba dentro de mí como carnada.
Ojalá un alma piadosa pique el anzuelo y venga aquí, a sentarse a sangrar conmigo lentamente en esta solitaria orilla.

Por fin tengo la primera respuesta; es esa. No quiero que alguien pique el anzuelo; quiero que ese alguien sea el capturado. 
¿Cual será el alma que caerá aquí junto a mí?

Se hace tarde amor y el mar va golpeando con fuerza, donde sea que estés, no demores mucho, por favor. 








sábado, 18 de julio de 2015

Vo-lar.

Aquí no hay perfecciones, 
hay caídas y errores.
Aquí no hay murmullos,
hay verdades escupidas a gritos.
Sea en silencio, sea en palabras
pero al final, la vida quema más que las mismas llamas.

Aquí no hay silencio,
Aquí escribimos para no gritar,
para no ahogarnos ni perdernos en el mar,
parar rebelarnos y no dejarnos ganar.

Cómo dijo la voz del desierto una vez:
"Escribir para no gritar, para no asfixiarme cuando no estás"

Una pequeña cajetilla,
contenida por las paredes del bolsillo del mundo que habita,
en su interior sol, luna, estrella, lluvia,
más adentro aún, 
un universo reprimido esperando a explotar
y así salir a volar.

Un universo con diversos nombres,
muchísimos olvidados ya,
muchísimos más inventados y dichos al azar,
incontables ejecutados en el abismo que esperaba me diera pausa y punto final.

La botella cristalizada decorando la sala de estar,
el líquido que se desliza por el paladar,
el barco andante surcando olas de piedra en el callejero mar;

Lo que quedo tras el huracán que vino, se asentó, me destruyó y partió;
Enamoradizo de tormentas,
Temeroso de estas.

Lo que fui, era, soy.
Lo que soy, era, fui.
Lo que Soy, fui, era;
en otra era.

Y volaré, volaré, volaré.
Y cómo dijo Voltaire: 
"El sentido común no es nada común"
Sin temores, abrazando arboles de espinas,
Sintiendo como perforan mi vida, 
Apretando su presencia junto a la mía,
Sin importar cuan dañina.

Y cómo dijo Hegel:
"Tened el valor de equivocaros"
Y dejad que la vida os haga daño,
Abrazad lo malo,
besadlo.

Lo que fui, era, soy.
Lo que soy, era, fui.
Lo que soy, fui, era;
en otra era.



miércoles, 8 de julio de 2015


Yeah, she's quite a beauty.
Pretty and Lovely girl.
Pretty and Lovely rain.


miércoles, 1 de julio de 2015

Es que yo sólo quiero escribirte para que me leas.
Es que yo sólo quiero que me leas y sientas.
Sólo quiero.
Sólo quiero quererte.
Sólo.