Creía que por fin podría ser libre de decidir por mí, que sería considerado lo que creía y sentía bien adentro de mí. Era pequeño, ignorante y me faltaba mucho por conocer del mundo en el que vivía; sin embargo, tenía la suficiente consciencia cómo para saber si algo me iba a hacer daño o no. A nadie le importaba, al fin y al cabo. Me fui cansando de no ser escuchado, de no ser considerado, de ser tratado como un pequeño que no sabía nada del mundo de afuera.
Llegadas en la madrugada ebrio a más no poder, todo el humo que podría consumir y respirar, todo dentro de mí. Fue entonces cuando sus ojos voltearon a mí. Ofensas, preguntas y comentarios represivos cuestionando el porqué actuaba así. ¿De dónde más lo aprendí? La respuesta era obvia, pero nadie lo veía, nadie quería verlo ¿Por qué querrían de? Tampoco iba a responder, prometí que no lo haría jamás.
Son mis pecados,
Cómo en aquel Diciembre que caí sobre mis cimientos
O Aquel Marzo en el que le dejé ir
¿O quizá le deje antes?
¿Tal vez nunca fue destinada a mí?
Nade tantas veces contra la corriente que reinaba mi vida
Tantas vidas forzadas en mí
Que dejé de distinguir lo que el planeta,
O la vida traía a mí.
Tal vez el Arcoiris nunca fue destinado para mí
Pero le forcé
Y de él me enamoré
Y hoy
Esta noche
Confieso
Arrepiento
Haberle
Dejado
Partir.
Pero confieso, también
Haberle amado con todo el ser
Y seguir amándole
Aún cuando ya no sé
A dónde voy
O en dónde estoy
¿En un asteroide de la lluvia de Junio?
¿En la niebla que cubría la casa dónde reía-mos?
¿En la avenida dónde le tomaba la mano y me sentía a salvo?
Ya no sé.
Pecado, perdón, perdón, pecado.
No recordaba
Lo que era el arrepentimiento
Y quizá cause risa,
Patético, también,
Pero ahora,
No hay más verdad
En mí.
Pero hoy es una nueva noche y siento el tiempo conmigo. La nostalgia me gana, cómo suele hacer en los días fríos como este. El bar donde me desahogo está cerrado, así que hoy no puedo ahogar mis memorias en un mar de tragos. Tengo los bolsillos llenos de arena ¿Pero cuando fui a la playa para encontrarme de tal manera? Probablemente sólo sea el olvido que guardo en el portaequipajes del auto.
El frío reina y el silencio en las calles impone su ley marcial. No hay un alma que murmulle ni venga. La entrada del edificio está bloqueada, así cómo la de mi alma para mí mismo. Soy un océano abierto al navegante, pero con la red en la playa para que nada de el salga.
Yo no quiero ser recuerdo.
Ni tampoco ser olvidado. Quiero seguir viviendo dentro de la mente, no quiero estar atrapado en el mar de oblivion hasta ahogarme en él y no ser nada, nunca más. Pero la corriente me gana y los barcos que entran, muchas veces rompen la red y logran que del océano salga algo más allá de la efímera comprensión de mi mismo ser; lo atrapan, lo exprimen, lo manejan a su antojo, sin importar cuando desgastado termine lo que tomaron. Quién diría, todo para el final, volverlo a arrojar al mar, desgastado y acabado.
Se hace tarde, amor. El mar trae tormenta.
Y te necesito en mi vida.
Dónde sea que estés
Sólo ven,
Sólo ven...
Te espero con mis errores,
Mis barrabasadas
Que si bien dañinas
Inocentes son
Pues nunca quise hacerte daño
Sólo fui ciego,
Y al ser ciego
Quedé desamparado.
Pero hoy te extraño
Y no me da temor aceptarlo
Ojalá me vaya
Y así pueda dejar de caminar
Las calles donde aún te veo sentada.
Existe la efímera e intangible posibilidad de que mañana, por fin, pueda detener el tiempo. Me volveré un poderoso hechicero y aprenderé a manipular el tiempo, pero no para devolverlo, sino para detenerlo. Sí, así es. Voy a detener el tiempo. Voy a detener el tiempo a mi favor. Voy a detener el tiempo, para matar los recuerdos. Voy a detener el tiempo, para no tener ataduras. Voy a detener el tiempo, para que ya no estés, jamás.
Pero no voy a cambiar lo que hay en mí,
Pues son mis pecados.
Son mis errores,
Son la prueba de que vivo,
Son la prueba de que puedo sufrir,
Son la prueba de que puedo amar.
En ellos está el aire que respiro,
y con gusto me mantienen intranquilo;
Pues así como me equivoco,
también me corrijo.
Te espero, aquí, en el centro del laberinto,
Seas quién seas,
Pues te recuerdo,
Pero también
te olvido.