domingo, 30 de agosto de 2015

Erase una vez el amor dentro de mí y lo hice ir.

Daydreamer

Es divertido como funcionan los parámetros en cuanto al 'gusto' por una persona; salen, se conocen, comparten y rozan labios un par de veces para luego quedar ahí, en la nada. ¿Es divertida la promiscuidad? Sí. Lo es, para mí lo es; pero estoy cansado. Estoy cansado de tener la cama vacía y los textos que entran a mi celular en cero: sólo busco un motivo o una figura para quedarme en casa de ella (sea quién sea) los viernes y recitarle lo que me hace viejo; recitarle de mil maneras cuan joven me hace saber que ella es la figura que está detrás del tiempo, de mí tiempo, de nuestro tiempo. 

Un suspiro eclipsado tras un mal chiste evaporado en el aire, esa es la cotidiana rutina que sigo cuando le tengo cerca; a ella, al gnomo de 1.50 que hace que mis días de colegio no sean tan amargos con 30 o 45 minutos dos veces por día, a Juan con sus constantes chistes y charlas filosóficas conmigo durante cada día de la semana, a la morena de ojos café que siempre toma como broma mis constantes coqueteos para con ella, al Guitarrista que me cuida en medio de mis borracheras, a la lluvia con la que me gusta recorrer la avenida fumando a su lado -La misma que de a ratos me ofrece refugio y me da vida con ello-, a la Zanahoria que parece aquella caricatura de los 90 pero que a diferencia de otros me golpea cuando digo idioteces; todo el tiempo. 


La rutina consiste en eso, salir, conocer, gustar, querer, pero después de eso ¿Qué? Ha pasado mucho tiempo desde que subí ese último peldaño y honestamente ya no sé si no lo recuerdo o si me he ido cerrando -estoy cansado, decía Pascual- Hablo mucho de ello cuando estoy ebrio -todo el tiempo- gustar, querer-querer. querer, amar, adorar; ahora, ya no logro procesar bien el sentimiento dentro de mí; sé que le quiero, lo hago, pero no quiero decirle, no quiero decirle nada a nadie más. 

Gnomo -Le diremos Nej de a ratos- me ha repetido cuando dañino es tenerme a mí mismo así y no tiene idea de cuanto le quiero por ello. Le escribo en este momento, quizá no en el estado más alegre ni vivaz, pero lo hago. Como te dije una vez, cuando le escribo a alguien, el cariño ya está arraigado -Y digo 'te' porque sé que en algún momento leerás esto- 

Me debato entre si quedarme en la barca y nadar al otro lado del mar -tu mar- y ahogarme en él, pero soy un marinero cobarde y lamentable; me da miedo mojarme. Al igual que a un claustrofobico le da temor a quedarse encerrado, de la misma manera que un compulsivo tiene pavor de alejarse de su muy predecible rutina. Estoy acostado y la casa está vacía, mi almohada guarda las pecas que te robé y me tatué en la mente para llevarte conmigo, así fuera la manera más patética de hacerlo. 

Me guardé en la luna tras haber huido de la ciudad sin dar vuelta atrás, me llevé tus pecas y las pocas fragancias que logré robarte en medio de cada de beso; no quería más, no necesitaba más. Soy un preso arrepentido de lo que nunca hice, un soñador encapsulado en ideas que jamás se hicieron realidad.


Estoy acostado y tu lado de la cama sigue vacío, aunque realmente nunca llegaste a ocuparlo; te veía en sueños y en medio de mis insomnios -cuando confundia la realidad con un sueño- puedo jurar que te veía y te abrazaba cada madrugada; cómo dije antes, soy un soñador encapsulado en aquello que jamás se hizo realidad. Aunque ¿Sabes? Hacía tiempo ya que no descansaba en las noches de la misma manera que logré hacerlo cuando en medio de sueños le veía; aunque borré su nombre de mi mente y ya no logro verlo en el dialecto que utilizo al hablar conmigo mismo. 

Realmente, estoy cansado. De manera explícita y real; estoy cansado. No quiero ni necesito más besos sin sentido en mi vida, tampoco sexo vacío; no es lo que quiero para mí. Quiero querer, quiero volar, quiero que el sentimiento me vuelva mierda y acabe conmigo si lo llega a hacer, pero que sea real. No quiero ser nunca más el 'rato' de nadie, quiero volverme mierda queriendo, pero querer al fin y al cabo, aunque se me evapore la sangre y pierda el rumbo por hacerlo tanto; quiero morir, morir amando y llorando, pero amando. 

Algo que al despertar me haga olvidar y no sentir nunca más que la mañana me sabe a dolor de cabeza, algo que me haga ser anormal e inmortal. Algo que me haga algo de mal, pero que me haga vivir, que me haga sentir. 
Algo, alguien.







sábado, 15 de agosto de 2015

Pamela.

Se llamaba Pamela y siempre pasaba de largo
Deleitando a todos con su cabello de tono azulado,
Dejando al pasar una estela de ojos fijados y agrandados.

Se llamaba Pamela y yo le quería tener fuera de toda razón,
Caminarle las costillas y sus terrenos con pasión
Plantando en ella una semilla que decreciera su desolación.

Se llamaba Pamela y sus detalles estaban plagados de calor
Era un cigarrillo humano que de beso en beso dejaba en vos una destela de desamor.
Entre pasado y presente caminaba borrando todo rastro de temor
A donde fuera que llegara buscando algo de amor.

Se llamaba Pamela y le hice mía entre palabras y versos,
Recuentos y recuerdos plasmados en cuadernos y hojas desgastadas
por una mano joven ya cansada.

Se llamaba Pamela y al caminar sonaban canciones
Que alejaban de la vida todos los temores
Que llenaban tus vacíos con inexorables golpes

Se llamaba Pamela y la busqué cuando partió.
En todas las esquinas la buscaba aunque se marchó sin dejar ninguna pista
La escribía aunque no le tenía a la vista.

Se llamaba Pamela y le espero al borde de la autopista
Entre muerte y vida.

domingo, 9 de agosto de 2015

Caos.

Es domingo; domingo. Y me sabe a mierda. 

Los domingos me deprimen, al igual que la mañana; hoy no quiero llegar a mañana, ni si quiera sé si despierte por la mañana.
Estoy cansado ya de recorrer caminos que no hacen sino llevarme a lo más profundo de los abismos. 



Estoy consumiéndome con ideas falsas y caminos irreales que intento pintar con las uñas en la arena, aún sabiendo que una ola en cualquier momento llegará y borrará todo lo que construí.
Estoy desgastandome, Jaime. Estoy desapareciendo, Raúl. Estoy cayendo, Daniel. Os necesito acá conmigo. 

Necesito a alguien aquí conmigo. 
Un abrazo, un beso en la mejilla, un cálido 'todo estará bien' en el oído; incluso si es mentira. 
Una acera, una desconocida, una cerveza, una conversación hasta la madrugada que me haga olvidar toda la mierda que cargo encima.
Una niña pequeña, una borrachera mutua, un 'te quiero' dicho en ebriedad, pero sinceramente.



Una jovencita de pelo bonito, de ojos pequeños, sonrisa encantadora; un parque, lluvia sobre nosotros, uno, dos, tres, cuatro y cinco besos.
...

Tengo mucho atorado en mi garganta. Que arcoiris, que bailarina, que oji-verde, que Adam, que Nia; ¡¿Qué es lo que quiero decir con esos 'que'?! Los quiero, con todo mi corazón. Los amo. Los extraño, los necesito; no sé porqué siento que los extraño a todos, cuando tengo cerca a la mayoría ¿Será que extraño lo que era antes de que todo empezará a irse al carajo y comenzaramos a distanciarnos?

Te extraño, Adam, mucho, muchísimo. No tienes idea cuanto. Sentí que te arrancaron de mí cuando me di cuenta que te habías ido. Nunca te lo he dicho, porque no quiero hacerte sentir mal, además, me conoces lo suficiente y sabrás cómo quedé. Mi hermano, mi vida, la alegría que le faltaba a mi existencia para volverse lo segundo. He descuidado mi cuerpo, mi pensamiento, mis sentimientos; desde que partiste vos, me volví un barco sin rumbo navegando en el mar del vacío, cayendo en picada e infinitamente al vacío. Te extraño, te necesito, te necesito.

Extraño lo que eramos antes, bailarina. Siempre lo he hecho, siempre lo haré, lo sabes, lo sé; No te importa, quizá, a mí sí.  Una gran parte de mí se quedo atrapada en aquel invierno del '13. A veces me pregunto si te extraño a vos o extraño a lo que era en aquel entonces: la encarnación de una vida que había recuperado la esperanza en la misma; sé que extraño ambos. Sé que te extraño. Sé que pensarás que es estúpido, que soy estúpido; no escogemos a quién queremos ni lo que sentimos, ni durante cuanto tiempo lo vivimos. A veces deseo haber podido prolongar lo último, a veces me pregunto si haberte perdido me hizo más bien o más mal; me hizo crecer y cambiar, pero no estoy seguro si haya sido para bien. 

Y me disculpo por lo que me volví con vos, Nia. Un extraño, un desconocido de a ratos; recuerda que hoy en día también me desconozco a mí mismo. No tengo claro ni quién soy, ni a dónde voy, ni qué quiero; eso, de a ratos, me vuelve un vórtice que va tragando todo a su paso. Cuando he partido, no lo he hecho pensando en irme por algo; lo he hecho porque simplemente, lo hago. No tiene explicación y me disculpo por no tenerla. Simplemente así soy, así me he vuelto. No todas, ni pocas, ni ninguna respuesta. Estoy contigo, aunque sea un hijo de puta por el vaivén del que te he vuelto parte. Siempre contigo, perdóname, por favor. 

No te planeo dejar de lado, verde. Con vos las distancias siempre han estado presentes, aunque también lo he hecho de manera inconsciente. A vos te he pecado bastante, a veces me alejo porque quiero, a veces porque me molesto, pero lo hago mucho. Lo siento. No soy tan bueno como para no hacerlo, pero soy lo suficientemente bueno como para reconocerlo y disculparme por ello. Con distancias y pasajes, sabes que apartado o cercano siempre estoy. 

A vos, Arcoiris, no te quiero escribir rememorando el pasado pues aún lo siento muy reciente y no es sano abrir heridas que están aún presentes, al menos, en mí. Sé que te hice mucho daño de a ratos, sé que incluso después de todo lo seguí haciendo y no sabes cuanto lo lamento. Sabes que te amo y no quiero verte herida ni dañada por nada; menos por mí. 



...

Hay tantas y más cosas que lamento ¿Sabes? Aunque no las recuerdo; hay mucho de mi pasado que deje atrás por el bien de los demás, por mi propio bien.  Sé que lo sabes. Tu sabes que sé que lo sabes. La mañana me sabe a dolor de cabeza, Daniel. En esta mente la vida ya anochece, Raul. Sigo temblando cada vez que le veo, Jaime. Deberían estar aquí. Perdón, por no poder darles el gran honor que se merecen. 

Perdón, pero hoy necesito aire.
Necesito que me rescaten.
Necesito que me rescate.
De mí.


sábado, 8 de agosto de 2015

Diario de un diseñador de Arquetipos. IX

IX

Me embriague toda la noche pensando en el mundo de antaño. Escribí unas cuantas decenas de líneas en la arena con un palo de madera, quería que vieras el mensaje cuando llegaras pero, bueno, no puedo pedirle mucho a la vida ya; milagrosamente me permite existir todavía.

Pase la noche contando y recordando viejos días, rememorando la libertad, el placer, la lujuria, las copas y canciones aceras hasta bien entrada la madrugada. Mi vida era perfecta y mi juventud había sido desenfrenada; digo era porque hace mucho que me volví viejo de espíritu y con ello mi vida dio un vuelco que pocos han comprendido y muchísimos menos han vivido. Estoy desesperado, de a ratos lo estoy. Hay mucho que no puedo recordar, hay muchísimo que no puedo procesar, pero ¿sabes qué es lo más jodido? Hay infinidad de cosas que no puedo olvidar; recuerdo y olvido ¿Cual de los dos más jodido?. Me pregunto si aún existirán armas en el mundo, una bala en la sien aliviaría inmediatamente lo que creo y pienso sin medida. Que tonto, qué digo. Yo no quiero volverme uno de los hijos del suicidio por más que le evoque cuando estoy desesperado, cuando estoy aburrido, dolido y jodido de pensar, de hablar, de sentir, de vivir...¿O será que un ferrocarril es mejor huida? No estoy seguro de nada ya y el sol nada que sale. Prefiero morir y desvivirme así. La mañana siempre ha traído dolores de corazón y de cabeza y no quiero volver a sentirme débil y jodido nunca más en mi vida. Siempre lo he estado, o, al menos, desde que tengo memoria para recordarlo. ¿Memoria? ¿Cómo me atrevo a hablar de memoria cuando olvido más de lo que recuerdo? Debería dejar de ser tan cínico y descarado. ¿Pero cómo dejar de lado parte de lo que soy, quiero, amo, vivo, existo, respiro, caigo, muero, revivo, vuelo, desprendo, atraigo, añoro, extraño (muy extraño), busco, camino, pierdo, encuentro, hiero, sueño, tropiezo, suelo? Debo dejarlo, debo; no quiero.

El tercer arquetipo de felicidad que he diseñado para darle sabor y sentido a este mundo perdido: lo jodido. No hay nada más ideal que eso para mí en estos momentos, en otros momentos, en todos los momentos. Muchos encuentran alegría y paz en cuestiones vacías como un rayo de sol o un abrazo que no dice nada al darlo, ni mucho menos al recibirlo; un abrazo patético y piadoso que me da rabia y dolor de cabeza. No quiero piedad, no necesito piedad, de nada, de nadie, para nada, para nadie. Y sin embargo amo esto. Amo caer y darme contra el suelo, devorarme a mi mismo sin razón ni piedad sin importar cuanto tiempo y años pasen. Estar jodido es uno de mis modelos ideales de felicidad y nadie va a cambiar el rumbo del camino que he tomado y decidido.

Me contradigo, sé que lo hago, y mucho. Desearía no hacerlo tanto, pero entiéndeme, amor. Las palabras no salen de otra manera, las ideas salen de a golpes y a veces parecen y son ilógicas. No puedo cambiarlo, quiéreme así, por favor; no dejes ni te niegues a quererme. Puedo quedarme sin verano y primavera, puedo quedarme sin sol y arena, puedo encallar en medio de la acera, pero no puedo sentir vida si vos de aquí, vida mía. No tienes idea cuanto te necesito en estos momentos, todos los momentos; no tienes la más remota idea, créeme que no.

En la madrugada olvidé mi nombre. Intento recordarlo en estos momentos y siento que el dolor me va a perforar la cabeza, no quiero pensar en cosas que me lastimen; suficiente tengo con lastimarme yo mismo con lo que pienso. No es tan malo, quizá por fin deje ir el pasado que ya no recuerdo y pueda concentrarme en el futuro que no quiero, a menos que lo tenga contigo en nuestra casita arenera. Sólo espera que llegues y verás cuan feliz te haré; no tenes idea de cuan feliz me harás, ni te diré, te daré la sorpresa.

El mar sigue seco y el desierto aún sigue siendo la mitad de lo que hay en lo que antes fue océano. A veces me pregunto si es una ilusión e intento descifrar que significa. ¿Será un momento de mi pasado? ¿Será alguien que me dejó marcado en el pasado? No sé nada. No quiero saberlo. Si no es una ilusión, forma parte de un pasado que decidí olvidar para no dañarme más. De a momentos, siento que el desierto susurra en mi oído un nombre, pero, cuando paso, me tapo los oídos y hago caso omiso. No quiero recordar más. Prefiero embriagarme todas las madrugadas por el resto de mis días para no recordar en las noches por el alcohol y por el día por la resaca.

Hay cosas que planteo y ya no veo. No veo colores desde que te extraño. Oh, espera, entonces...¿Nunca he visto colores? ¿Entonces que veo y veía? ¿El blanco y el negro son colores acaso?¿Colores del ocaso?

Los odio a todos. Aunque ya no haya nadie. Sus burlas y su veneno me dañaron lo suficiente. Ojalá mueran de las maneras tan crueles y eternas que he imaginado en mi mente. Ojalá mueran pronto en mi mente; dos o tres noches de copas más y se irán, lo sé, lo necesito, lo quiero. ¿Pero quiénes son ellos? Intento no recordar. Intento no querer recordar. Hay fantasmas que dejé en mi pasado por el bien de los demás, por mi propio bien.

Aquí en la orilla pienso y espero. Quizá mañana despierte y me de cuenta que todo esto fue un sueño y nada más. Pero te prometo, amor, que en caso de que lo sea, me mataré al despertar para así soñar con vos por el resto de mi eternidad.

Extraño tu luna pálida en las noches y echarme a morir en ella. Cuando venga reire y viviré en ella. Oh, amor. No sabes cuanto espero; quizá vos seas la aspirina que me quite por fin el dolor de cabeza o, quizá, en ves de ser aspirina seas la droga que me haga volar después de tanto esperar; hace tanto no vuelo y hoy día ya no tengo fuerzas ni medios para ello. Átame de pies y manos a la cama ¿Sí? Y no me dejes jamás partir, aunque te hiera, aunque te lastime, aunque me lastimes y me hieras. Si quieres te invito a comer o a beber por el resto de mi vida; mi despensa es pequeña, pero vos poder tomar de ella lo que sea.

Escribirte me tranquiliza y me hace ignorar la tormenta. Estoy adentro de la casa, pues afuera llueve y relampaguea. ¿O es al revés? ¿Adentro llueve y relampaguea por lo que me refugio afuera? La insolación en estos momentos me descabeza. Vuelo, pero no de la manera que quiero; vuelo, porque muero.

Necesito joderme la cabeza un rato, así que dejaré hasta aquí por ahora. La noche vuelve a caer; pasé todo el día en estas sin darme cuenta.

Hoy no tengo miedo, después de varias noches. Mi primera noche sin temor; aunque sigo sin estar con vos.
Te quiero, mi amor sin nombre.

Para vos, chiquilla de menos de 1.50 de mirada determinada y de a ratos perdida, para vos, esto que verás a continuación; si quieres leerlo, es tu decisión. Mi cabeza está en otra dimensión pero las sensaciones y percepciones que poseo están reflejadas en lo que leerás a continuación.

Necesito que me leas, por favor.

Aunque la vida misma arda, aunque los sentimientos quemen, aunque tu mente te de vueltas y sepas que decir, ni pensar, ni querer, ni hacer, ni nada. Necesito que por favor recuerdes los desvelos que hemos tenido, juntos; han sido pocos, pero te prometo que serán muchísimos más, dame tiempo, es todo lo que quiero. Quiero que me des tiempo, quiero que me leas.
Para vos, chiquilla, te prometo que estarás bien. Te prometo que los fantasmas seguirán ahí en tu vida, pero también te prometo que aprenderás que los fantasmas son lo que nos hacen los seres que somos hoy día; personas, amigos, parejas. Todo lo aprendemos de ellos. El pasado es fuerte y llama matando todo sentido de cordura en la mente. Es fuerte y no tiene piedad, es un huracán.
Pero ¿Sabes vos qué es el pasado acaso?
Son imágenes, son recuerdos; es pasado. Instantes, personas, momentos y sentimientos que quedaron ahí, pero tenemos el descaro de equivocarnos y denominar-les "recuerdos" y pretender que no siguen con nosotros, cuando es el pasado el que nos hace lo que somos hoy.
Aprendemos a querer, a compartir, a convivir, a entregar, a brindar, a escuchar, a querer, a amar, a estar, a comprender, a animar, a apoyar, a amar. Aprendemos que no todo aquel que llega a nosotros tiene que hacer bien, sino mal; ningún sol nació sin un poco de caos durante su formación.

Eso sos vos ¿Sabes? Un pequeño y diminuto sol que brilla con más fulgor del que imaginas. 

No te puedo prometes que todo estará bien, pero sí te puedo prometer que estarás bien. Que estaré bien. Que estaremos bien. Son idioteces que digo, pienso y escribo, pero que las hago con el sentimiento vivo.

Sos un sol y lo verás, sólo tenes que esperar.

Para mí has sido sol, refugio, ayuda, comprensión, consejo, apoyo, escucha, vida, luz; y sé que aún falta (Y nos falta mucho).

Soy un hijo de puta y doy muchas vueltas, pero ¿sabes algo? Cuando digo que estaré para alguien en este estado, no hay situación ni promesa más sincera que pueda hacer mientras siga respirando. Y te lo prometo; acabar con todos los que te hagan daño, acabar con todo, estar para vos, estar con vos cuando me y lo necesites. Sólo te pido fuerza, tranquilidad y tiempo. Estoy jodido. Mi cabeza da vueltas y no tengo claro lo que digo; siempre ha sido así. Pero me preocupo, fácilmente; de todo, de todos. De vos lo hago. Sí, lo hago. Sé fuerte ¿Sí? Te lo pido, por favor.


Entiende lo que aquí te digo, por favor. Sé que lo harás.

sábado, 1 de agosto de 2015

Que me-, que te-, que nos-

Que no me hallo, que me pierdo en vida.
Que no me hallo, que me vuelo en la ida.
Que no me hallo, que me busco en la esquina.

Que te busco y no me encuentro. Que me busco y te encuentro. Que te busco y no te encuentro. Que me buscas y no me encuentras. Que nos  buscamos y no nos encontramos. Que no nos buscamos y nos encontramos. 

Que aire, que vuelo, que floto, que respiro, que giro, que vivo. Que agua, que bebo, que embriago, que ahogo, que nado, que lucho, que tormento, que vivo. Que fuego, que ardo, que quemo, que me quemo, que hiero, que lastimo, que curo, que sueño, que vivo. Que tierra, que construyo, que mantengo, que protejo, que quiero, que resisto, que vivo.

Que escribo, que vivo, que respiro, que aire, que agua, que  fuego, que tierra. Que escribo, escribo que vivo. Que nado, que ardo, que tormento, que construyo. Que protejo, que curo, que embriago, que respiro. Que giro, que bebo, que sueño, que quiero.

Que pienso, que no digo. Que digo, que no pienso. Que escribo, que no siento. Que siento, que no escribo. Que escribo y que siento; que siento y que escribo. Que no hablo, que callo. Que no callo, que hablo. Que contradigo y no corrijo, que corrijo y no contradigo. 

Que busco, que te busco. Que espero, que te espero. 
Que sueño, que te sueño. Que quiero, que te quiero.
Que escucho, que te escucho. Que camino, que te camino.

Que vida y que ardo. Que vuelo y que nado. 
¿Que si vida y ardes, que si vuelas y nadas conmigo?

Que te espero al final del camino.
¿Que recorro y eclipso el cielo con un suspiro?
¿Con tus suspiros?
Que escribo y digo mucho, que hablo más de lo que pienso. 

Que busco y espero llegar a viejo.

Que  quiero callar tus miedos con besos multisabor.
Que quiero rellenar los huecos que dejo tu pasado
y recorrer descalzo los escombros de tu mundo de antaño.

Que quiero morir soñando sin pensar si lo que digo es objetivo o subjetivo.
Que me hace joven creer que estás al otro lado del lago, esperando que llegue al final del camino
para abrazarte, sin temor de que vayas a juzgar
estas palabras.




-Carlos