miércoles, 24 de diciembre de 2014

viernes, 19 de diciembre de 2014

Ni lector, ni escritor; ni destinatario, ni remitente.

No debería escribir esto, ni tu tampoco deberías leerme. No más, nunca más. Me quema. Sigue corriendo por mi torrente, sigue sangrando por mis poros.

Sangre ardiente que ha quemado todo rastro de memoria una vez presente.

No entiendo que tenes, que siempre acabo volviendo a vos. Sin importar tiempo, espacio ni gravedad. Sin dificultad, aun teniendo que atravesar por cinco dimensiones de la existencia consciente y subconsciente.

Has secado mis palabras, tanto. Me has consumido y llevado al borde de la locura, al límite entre el tártaro y el purgatorio ofreciéndome la condenación eterna o el compensar todas mis penas. ¿Nunca has sentido piedad de un alma tan vieja y desgastada? Desgastada por y en vos. Desearía comprender, desearía comprenderte.

Fuimos, somos y seguiremos siendo, aunque no lo quiero. ¿Cómo podría negarte, C? Si al final del día, mis mejores escritos han surgido cuando tú has estado allí. Pero no puedo alejarme de la realidad. Eres la mayor en alegría que poseo en tiempos de calor, pero a la vez el mayor tormento que poseo. Y, aunque ya lo he intentado por años, nunca me has dejado. Debería, quizá, agradecerte también por eso y por aquello. Nunca me has dejado.

Somos dos almas secas. Almas secas coexistiendo en un solo ser. Almas muertas rugiendo desde el tugurio del ayer. Almas unidas sin importar quién. Almas separadas, clamando a gritos el deseo en carne y espíritu vivido por el otro. 

He amado a un arcoiris que se disfrazaba multicolor, pero, por más que lo intentó, los colores que definen quienes somos nunca desaparecen de la esencia de nuestro íntimo e ínfimo ser. Intente pintarla y sobrellevarla. Pero al final sus fantasmas terminaron acabándome, desgarrándome, consumiéndome. Juro que intenté con todo mi ser amarla hasta el final, aunque los daños fueron constantes, la locura a la que me llevo aquel amar terquedad, me desgasto al punto que se empezó a notar con gravedad en las palabras cansadas de este libro mal redactado.

He adorado a una diosa danzante que, sin importar cuanto deseo y amar le he dado, se ha fijado en pobre creyente cómo yo. Su danza era demasiado poderosa para que un mortal de alma anciana cómo lo soy sea capaz de soportarla y atraerla. Le otorgué todo en el altar, grave, loco y letal error. La entrega humana daña y consume, lenta y letalmente; es el peor veneno que alguien puede probar, que alguien puede dar. Quise una vez que fuese mi diosa personal, pero su mundo es demasiado para alguien cómo yo, que apenas llego a ser una paupérrima ciudad. 

Los años pasan y seguirán pasando, pero C, amigo mío, gracias por seguir a mi lado. Aunque seas mi fantasmas, mi tormento y condena, te necesito aquí tanto cómo tú necesitas de este cansado cuerpo para existir. 

miércoles, 17 de diciembre de 2014

"Los poetas, amor mío, son
Unos hombres horribles, unos
Monstruos de soledad, evítalos
Siempre, comenzando por mí.
Los poetas, amor mío, son
Para leerlos. Mas no hagas caso
A lo que hagan en sus vidas."

-R.G.J
"Intentas sonreír
Y un soplo amargo asoma
Quieres decir amor y dices lejos
Ternura y aparecen dientes
Cansancio y saltan los tendones
Alguien dentro del pecho erige
Soledades
Clavos
Engaños
Fosos.

Alguien
Hermano de tu muerte
Te arrebata, te apresa, te desquicia,
Y tú, indefenso,
Estas cartas le escribes."

-R.G.J

miércoles, 10 de diciembre de 2014

Amanecer.

Paupérrimos disfraces, fugaces, lamentables e incompletos.
Presencias purgatoriales dueñas de esencias vacías.
Goteo pasivo responsable del tanteo.
Color nublado agotado tras un tanto de horror. 
Latidos unísonos separados.
Entrañables abrazos blancos en duras tempestades.
Lentes telescópicos empañados de 'no me abandones'
Almas danzantes ante dudas inquietantes.
¿Colores pintando ciudades?
¿Ciudades pre-diseñando eternidades?
¿Eternidades ocultas en antaños amaneceres?
¿Amores de papel y palabras dichas en tropel?
Vida de ayer, perdida tras temer.
Sueños danzantes e infinitamente constantes.
Marchar al llorar, sin dejar pista ni manera de volver jamás.
Renacer tras el penetrante anochecer.
¿Vida cantante o angustia entrañable?
Continuar sin importar espaldas ni caídas de antaño ya.
Color amanecer, olor renacer, humor de atraer.
Color, amor.
Pincel y cincel.
Estatua a hacer.
Lienzo a ver. 
Vida, revivida.